Dios no quiere que se pierda ningún pequeño

“Así que, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeños”

Mateo 18:14

            Con estas palabras, el Señor Jesús concluye una interesante y profunda conversación con sus discípulos acerca de quién será el mayor en el reino de los cielos.  El versículo refiere el valor que él mismo y su Padre le dan a los niños. No desean que ningún niño se pierda. Perderse en el mismo sentido que se define en Juan 3:16, que sean salvos de la condenación eterna. ¿Cómo lograr esta voluntad de nuestro Padre? Obedeciendo el mandato de “IR”.

La mayoría de nosotros tenemos experiencia en ir por los adultos y los jóvenes, pero ¿por los niños? Nos contentamos con un pastel y un payaso porque creemos que lo que necesitan es diversión. En este marco alabamos al Señor por la apertura que están dando al ministerio con los niños las más de 40 Iglesias de nuestro Estado que reunieron a los niños para celebrar fiestas navideñas con el programa de “Gozo para todo el mundo”. Sumando los resultados reportados por otras 60 iglesias fuera del Estado, en el Libro de la Vida están escritos más de seis mil nombres de niños. ¡A Dios sea toda la gloria!  Si tomamos en cuenta que sólo el 40% reportó, ¿podemos imaginarnos cuántos niños escucharon el evangelio y dijeron sí a Jesús? Difícil ejercicio, nuestro Padre lo sabe y a Él servimos. Y, ¿si tan sólo hubiera sido uno? De igual manera estaríamos alabando el Nombre de nuestro Dios.                           

El Pastor Sergio Alfaro en la reunión del 11 de marzo partió del libro de Efesios para enfatizar la importancia de entrenar a los Santos para el Ministerio y no para la Institución. Capacitarlos para el ministerio de la reconciliación. En el caso de los niños, también se debe dar entrenamiento no entretenimiento sino enseñanza bíblica, alimento sólido. Es necesario capacitar a los maestros para desarrollar un ministerio eficaz con los niños. En ocasiones se está buscando la diversión creyendo que los niños están necesitándola porque son adictos a los juegos que hay en las pantallas. Eso es un engaño porque en realidad su necesidad es conocer a Jesús y conocer la Escritura. De esto dan cuenta las reuniones debajo de un árbol, una lona, un patio, un salón sin atractivo donde se les enseña acerca de la Escritura y ellos responden a la invitación de Dios y acuden semana tras semana.

 Uniré este concepto de las reuniones de los niños en los hogares con el énfasis del hermano Alfaro, de que los miembros de la Iglesia debemos infiltrarnos en la sociedad, no aislarnos ni encerrarnos en nuestros edificios. Tiene relación con los niños porque generalmente insistimos en reunirlos en el templo o llevarlos de inmediato a la Iglesia. ¿Qué tal si los reunimos por meses, un año en sus hogares? Probablemente se inicie una misión allí, seguramente se formará una iglesia. Al ir a sus colonias y formar clubes bíblicos, daremos confianza a las familias, mostraremos interés en sus vidas, ayudaremos a romper prejuicios que las personas tienen de acudir a un templo. La Iglesia va a ellos. Los  maestros necesitan capacitarse para formar los clubes y compartir el Evangelio. De esta manera crecerán en su propio ministerio, ampliarán su visión y estarán aptos para el Ministerio.

De la mano a los Clubes Bíblicos está el discipulado. En el ministerio de APEN estamos dispuestos para apoyar a la Iglesia como un brazo misionero proveyendo  del material. Si alguien está dispuesto a tener un club puede acercarse a nosotros para conocer el tipo de apoyo que estamos dando para sus clubes. 

Para concluir, de acuerdo a la Escritura en Mateo 18:14, entendemos el corazón de Dios de que ninguno de estos pequeños se pierda. ¿Los pequeños de tu vecindario se están perdiendo o están siendo alcanzados por los miembros de tu Iglesia? ¿Estás capacitando a tu membresía para cumplir la voluntad de tu Padre?

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