“Más que los viejos he entendido, porque he quebrantado tus mandamientos”. Salmo 49:100
Hay un dicho que dice que para ser viejo y sabio, primero hay que ser joven y estúpido. Es obvio que no está en la Biblia, pero sí pequeños conceptos de ello. La Biblia versión 2005 dice así en Eclesiastés 11 y 12:
11:09- Jóvenes disfruten su juventud, sean felices sigan los impulsos de su corazón y gocen la vida, pero siempre tengan presente que Dios los juzgará por lo que hagan.
11:10- No se dejen dominar por el mal genio, ni permitan que los deseos de su cuerpo los hagan pecar, los peores errores los comete uno cuando es joven.
12:10- Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los malos tiempos y te aflija la vejez, así no tendrás que pecar.
Uno cree saberlo todo. Uno cree no estar equivocado. Uno cree no necesitar consejo de nadie. Uno cree tener toda una vida por delante. Uno cree que las oportunidades se repiten; sin embargo el gran diseñador de la vida y sus etapas, dejó un seguro para poder vivir una vida plena en la juventud y que nos acompañe en la edad adulta. Los peores errores de la vida los comete uno cuando es joven.
Su palabra por eso dice: “Más que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos”, Salmo 119:100. La palabra guardar quiere decir practicar, hacer, obedecer en este contexto. Algunos de los mandamientos nos aseguran tener buenas decisiones:
“Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo” –Lucas 10:27.
“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa. Para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la Tierra” – Efesios 6:2-3
“Quien diera que tuviese tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre” –Deuteronomio 5:29.
“Júntate con sabios y obtendrás sabiduría, júntate con los necios y te echaras a perderte – Proverbios 13:20.
Así como otros muchos mandamientos, es importante conocer de las malas experiencias de otros para no repetirlas nosotros. Una persona joven es muy influenciable por las personas con las que se junta, por eso es importante seleccionar las amistades.
Un joven acostumbraba pedir “raite” o viaje gratis con las personas que viajaban hacia la universidad, casi siempre de su misma edad y también estudiantes, ese día había salido de clases e iba de regreso a su casa de “raite”. Sonrió cuando un carro se detuvo a su lado, el que conducía le dijo: sube, tu eres el amigo de mi amigo fulano, tal vez no te acuerdas de mí, pero yo si de ti. El subió confiado al auto, e iban platicando amistosamente en el camino, más adelante también subió otro compañero y se pasó al asiento de atrás. El auto solo era de dos puertas, de repente el que iba conduciendo dijo: “vamos a pasar rápido a una gasolina”, y se detuvo en ella, pero no “apagó el carro”. Le dijo al despachador de gasolina: “si lo apago y no prende”, y también le dijo: “tanque lleno”.
Cuando el despachador dijo: “listo, es tanto $…”, el sacó una pistola y le apuntó y le dijo: “no digas nada”, y arrancó su vehículo y se fue. El que había subido atrás descubrió que era un engaño. El carro si servía y el que lo conducía era un ladrón. Ahora pensaba: “Tal vez la policía nos persiga, nos detenga y van a pensar que también soy cómplice con los que viajo aquí”. Así es que ahora rogaba porque lo bajaran donde fuera. Los que iban adelante le decían miedoso, sacatón, gallina y otras cosas para burlarse de él. Por un lado tenía miedo y por otro disfrutaba la adrenalina de venir volteando a todos lados para saber que nadie los persiguiera. Un tiempo después lo bajaron del auto y siguió su camino…a pie. Ese mismo año supo que a su amigo el que conducía el auto, alguien lo había matado a balazos.
Una muchacha se encontraba en el baño de su casa, no estaba feliz, había hecho el examen casero de embarazo por segunda ocasión y el mismo resultado: “positivo”. El novio le había dicho: “yo no quiero ningún compromiso, ahí ves tú cómo le haces”. Ella pensaba: “no puedo decirle a mis hermanas y menos a mi madre, porque le dirá a papá y tal vez me corra de la casa”. Así que guardó el secreto. El novio al enterarse de la situación, por las dudas, la cortó. Ya ni siquiera contestaba los mensajes. Una amiga le dijo: “no te preocupes, conozco a alguien que pasó por lo mismo y fue con el doctor X y le ayudaron y sufrió un tiempo como una semana y luego quedó bien”. Ella pensó en esa opción y la consideró su única salida, nadie se enteraría.
Ahora la amiga era la cómplice, dirían que les dejaron un trabajo de equipo y que estaría en casa de su amiga trabajando hasta muy noche, por eso era mejor que se quedara en ahí en su casa. Parece que los planes funcionaban, fueron con el doctor X y extrajo al bebé. “Estarán en observación un rato y luego podrás irte a tu casa, reposarás un tiempo y pronto te repondrás”, le dijo. Esa tarde se fue a casa de su amiga, pasó la noche con mucha fiebre y sangrado. Al día siguiente el doctor por teléfono recetó calmantes y coagulantes y decía: “es normal, pasará”; pero ni la fiebre ni el sangrado cedían.
Era el segundo día y era de noche cuando llamaron a los padres, al enterarse por teléfono, les temblaban las piernas y estaban atónitos de tan mala noticia. La llevaron a urgencias del hospital, el diagnóstico era que al extraerle el bebé le habían perforado la matriz y tenían que operarla de emergencia para quitarle la matriz y salvarla… y así fue. Y pasó lo siguiente: salvó la vida. Todos los de su familia se enteraron y de ahí en adelante jamás podría tener bebés propios.
Proverbios 20:11 dice: “Aún el muchacho es conocido por sus hechos, si su conducta fuera limpia y resta”, versión Reina Valera 1960. En la versión Traducción en Lenguaje Actual dice: “Por los hechos se llega a saber si el joven tiene buena conducta”. ¡Qué importante, qué seguro, qué ventaja es obedecer a Dios en todo tiempo!
“Más que los viejos he entendido, porque he guardado (temido, obedecido, hecho) tus mandamientos” Salmo 119:100 RVA 1960 “Mi vida está siempre en peligro, pero nunca olvido tus enseñanzas” Salmo 119:100